Después de una larga deliberación, amenizada por odaliscas danzando y sirviendo hidromiel, los dioses han decidido ampliar su radio de acción. Consideran que la literatura en prosa y verso no alcanzan para generar las dádivas de sus seguidores, por eso incluirán los artículos periodísticos, relatos, crónicas y demás muestras de su elocuencia y poder creativo. Bienvenidos a la remodelación, sigan y deleitense con las creaciones de sus dioses.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Bonitas y feas: Mutualismo femenino

Estudio realizado en la Universidad Tête à Chat, ubicada en la Insula de Barataria

Entre las mujeres existe una relación de mutualismo. El mutualismo es una interacción biológica en la que ambos organismos de una relación íntima obtienen algún grado de beneficio. el mutualismo suele ser temporal y no obligatorio.

Según el socio-antropólogo D.S. Ragnarok, las mujeres andan en grupos pequeños de 3 o 4 integrantes, máximo 5, a su vez, estos grupos se dividen en grupos más pequeños de 2 o 3 integrantes llamados los de "las mejores amigas". Estos grupos de "las mejores amigas" desarrollan una relación de mutualismo, en donde unas se benefician de otras en un acuerdo tácito. Ragnarok continúa diciendo que en este tipo de relaciones la mujer bonita se hace amiga de una mujer menos agraciada (fea) para sobresalir, para hacerse notar más, para brillar; del otro lado la mujer menos agraciada (fea) se hace amiga de una mujer bonita para absorber un poco de su belleza, como dice este socio-antropólogo, para dejar de ser un moco en la pared y convertirse en un lunar junto a la boca de la mujer bonita.

Argumenta este autor griego con ascendencia escandinava, que existen dos casos que sustentan su teoría. El primero de estos casos es cuando dos mujeres bonitas se hacen amigas. Al ser ambas bonitas se eliminan entre sí, se excluyen porque los hombres no sabrían a cual de las dos podrían invitar a salir, por miedo a "quemarse" con alguna al invitar a la otra. Llegaría un momento en el que ambas mujeres empezarían a envidiarse, a mentirse, y muy seguramente terminarían compartiendo uno que otro novio, lo que llevaría al fracaso de su relación de mutualismo. El segundo caso es cuando dos mujeres poco agraciadas (feas) se hacen amigas. Al ser ambas poco agraciadas (feas) no existe un conjunto armonioso, no hay gracia, serían dos mocos pegados en la pared, o un par de chicles debajo de las butacas de algún cine de mala muerte. La una no le serviría en algo a la otra porque ningún hombre se les acercaría, al menos por voluntad propia y estando consciente de lo que hace. En cambio cuando una mujer bonita y una mujer poco agraciada (fea) se hacen amigas, se crea un equilibrio perfecto, una sincronización única y la inigualable combinación de mente y cuerpo. La mujer bonita aprovecha la oportunidad de brillar al lado de la menos agraciada (fea), los hombres sólo llegan a conquistarla a ella y no tiene que sentir envidia o preocuparse por compartir algún novio; por otro lado, la menos favorecida (fea) conoce nuevas personas que la tienen en cuenta y si, por cosas del destino, la bonita le rompe el corazón a uno de sus pretendientes, este irá a llorarle a su amiga y de pronto, hasta pueden terminar juntos en algún sitio barato, creado para practicar las artes amatorias clandestinas, porque el joven se da cuenta, en medio de su dolor, que la niña menos agraciada (fea) es buena gente. Una vez que ambas mujeres obtienen lo que quieren, simplemente se distancian de a poco hasta que la "amistad" que las unía se disuelve como la niebla cuando aparece el sol.

Esta teoría ha generado polémicas. Sus detractores, en su mayoría mujeres, afirman que no es cierto que tal relación de mutualismo exista. Que las mujeres en el caso de que sean feas no buscan amigas bonitas y en el caso de que sean bonitas no buscan amigas feas para ser favorecidas en uno u otro sentido, anteriormente expuestos. Que las relaciones entre mujeres se basan en una amistad sincera, y en el afecto que se puede generar por las vivencias compartidas a lo largo de los años.

La validez de estas refutaciones se tambalea cuando dice el autor que todas las relaciones humanas se basan en el mutualismo, sin importar las diversas razones que tengan dos personas para hacerse amigas o para iniciar una relación afectiva distinta a la amistad. Las personas a las que no les gusta estar solas y se juntan, el hombre maduro con dinero que busca cariño y la jovencita que se lo puede brindar a cambio de comodidades que nunca ha tenido, el hijo que saca buenas calificaciones para que el padre alardee y se sienta orgulloso a la vez que le entrega lujos como recompensa. Por muy diversos que sean los casos, siempre va a existir un común denominador: el mutualismo. En el caso que expone Ragnarok en su teoría, se nota aún más.

El problema de aceptación que presenta esta teoría radica en dos puntos trascendentales. El primero de estos puntos es que ninguna mujer acepta que es amiga de otra porque es fea o bonita y eso ayuda a su imagen ante los demás de una u otra forma, es decir, una mujer bonita no aceptará que es amiga de la menos agraciada (fea) porque eso incrementa su belleza y notoriedad frente a los demás, y la mujer menos agraciada (fea) no aceptará que es amiga de la mujer bonita para que su popularidad aumente y los hombres se den cuenta de que existe más allá de las películas de terror. El segundo punto es que esta relación de mutualismo es un acto inconsciente, es decir, que una mujer no entabla amistad con otra a sabiendas de que ambas se van a beneficiar de una u otra forma anteriormente expuestas. El autor afirma que existe un pacto contenido y disimulado en lo más recóndito de la mente femenina, que se desarrolla en los albores de la adolescencia y alcanza su punto máximo en el comienzo de la adultez y se extingue cuando se alcanzan compromisos como el matrimonio.

Recientemente se tuvo conocimiento de un caso de perfecto equilibrio femenino. Dos amigas, una bonita y una poco agraciada (fea), terminaron una relación de amistad que las había unido durante largo tiempo, aunque parecía que esa "amistad" iba a permanecer incólume al paso del tiempo. Una relación que las había beneficiado en uno u otro sentido, que les había dado frutos muy jugosos. En el momento en que esta relación terminó, la mujer poco agraciada (fea) empezó una campaña desprestigiante en contra de su antigua amiga, haciendo circular rumores que afirmaban que su amiga concedía con facilidad sus favores carnales, si el pretendiente demostraba ser de boyante estatus económico y se movilizaba en un vehículo llamativo. En represalia por el escarnio público al que estaba siendo sometida, la mujer bonita se desgañitó esparciendo la afirmación que su antigua "amiga", cuando ella rechazaba a algún pretendiente, y estos se acercaban a la mujer poco agraciada (fea) en busca de consuelo y consejo para solucionar su pena, aprovechaba para emborracharlos y valerse de su estado de indefensión e inconsciencia para obtener placeres carnales. La pregunta es ¿Donde queda esa amistad verdadera y sincera? Una vez que la una no le sirvió a la otra, se olvidaron del vínculo que alguna vez las unió.

El resultado de que queda después de mucho observar y meditar sobre el comportamiento de las mujeres expuesto en este texto, es que los hombres nunca deben despreciar la amistad de una mujer fea, porque siempre tendrá una amiga bonita que te puede presentar.


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